Contraindicaciones para los procedimientos de fisioterapia — son razones médicas por las que ciertos procedimientos no se pueden realizar. Los procedimientos de fisioterapia son una parte importante del tratamiento integral de muchas enfermedades.
Ayudan a aliviar el dolor, mejorar la circulación sanguínea y acelerar la recuperación después de lesiones o cirugías. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, la fisioterapia tiene sus contraindicaciones. Ignorar estas limitaciones puede empeorar el estado del paciente e incluso provocar complicaciones graves. ¿Qué son las contraindicaciones y por qué son importantes? Las contraindicaciones pueden ser de dos tipos:
- Absolutas — cuando la fisioterapia está totalmente prohibida.
- Relativas — cuando el procedimiento es posible, pero solo bajo ciertas condiciones y con supervisión médica estricta.
Antes de prescribir un tratamiento fisioterapéutico, el médico siempre recoge el historial médico (anamnesis) y evalúa el estado general del paciente. Principales contraindicaciones absolutas Algunos estados y enfermedades hacen peligroso realizar fisioterapia. Entre ellos están:
- Enfermedades oncológicas (especialmente en fase de crecimiento activo del tumor): muchos tipos de fisioterapia pueden estimular el crecimiento de células cancerosas.
- Insuficiencia cardíaca severa: el tratamiento puede sobrecargar aún más el corazón.
- Trombosis y tromboflebitis: especialmente en fase aguda, ya que el calor y las corrientes pueden provocar la separación del coágulo.
- Estados febriles: la alta temperatura acelera los procesos metabólicos, y el estímulo adicional puede provocar un sobrecalentamiento del cuerpo.
- Embarazo (especialmente en el primer y último trimestre): algunos procedimientos pueden afectar al feto o provocar un parto prematuro.
Contraindicaciones relativas: cuándo es posible, pero con precaución Estos estados no excluyen completamente la fisioterapia, pero requieren un enfoque especial:
- Hipertensión arterial en etapas II–III: los procedimientos son posibles solo si la presión arterial es estable.
- Várices: no todos los tratamientos están permitidos, especialmente hay que evitar los que incluyan calor.
- Trastornos mentales en fase de exacerbación: el paciente puede reaccionar de manera inadecuada al procedimiento.
- Caquexia (agotamiento extremo): el organismo está demasiado débil para soportar cargas adicionales.
- Epilepsia: es especialmente importante evitar procedimientos con corrientes pulsadas o luces brillantes.
¿Qué procedimientos fisioterapéuticos tienen características especiales? No todos los métodos son igual de seguros. Aquí hay algunos ejemplos:
- Terapia ultrasónica: no se recomienda en inflamaciones agudas, procesos purulentos ni oncología.
- Laserterapia: contraindicada en tumores malignos y alta sensibilidad de la piel.
- Magnetoterapia: no recomendada en caso de tendencia a sangrados o presencia de marcapasos.
- Electroforesis: no se debe aplicar en enfermedades dermatológicas, alergias al medicamento usado o epilepsia.
- Fototerapia (UV): contraindicada en lupus eritematoso sistémico y alta sensibilidad a la luz.
Normas de seguridad: cómo minimizar los riesgos Para que la fisioterapia sea útil y no perjudique, es importante seguir estas simples reglas:
- Siempre informe al médico sobre enfermedades crónicas, embarazo o alergias.
- No se automedique: el tratamiento debe prescribirlo un especialista calificado.
- Si durante el procedimiento siente incomodidad, dolor o mareos, informe inmediatamente.
- Elija clínicas con buena reputación y personal experimentado.
- Preste atención a cómo se siente después de cada sesión: si nota empeoramiento, suspenda el tratamiento y consulte con su médico.
Fisioterapia — útil, pero con cabeza La fisioterapia es una herramienta poderosa en manos de profesionales. Pero como cualquier herramienta, requiere cuidado y comprensión. Conocer las contraindicaciones es clave para un tratamiento seguro y eficaz. No dude en hacer preguntas a su médico, no ignore sus sensaciones y recuerde: a veces es mejor esperar un poco antes de arriesgarse a tener un efecto negativo tras un "procedimiento beneficioso".